martes, 5 de enero de 2010

al mas minimo descuido...te cuelas...


Hace ya treinta y siete mil cuatrocientos cuarenta minutos que no te veo... e incontables besos que no he podido darte... Según pasan flagelo el carboncillo de la ausencia y arremeto contra esa mochila en la que convertí tu esencia...


No es cierto que haya refugios, no lo creas... creí poder esconderme, escapar, huir de ti... pero se incumple siempre la promesa del no volverte a ver...


Al más mínimo descuido, algún matiz del sándalo suave de tu aroma acompaña a un extraño que se cruza por casualidad conmigo.


Entonces vuelves a mi mente y el amasijo de ladrillos que amontoné como parapeto y al que escalé cual torre de defensa, grita con una queja insostenible al ver que las grietas se abren como los corchetes de una lasciva camisola dejando mostrar impúdicamente lo que con tanto recelo escondía...

En los besos, como en las ingratas tardes, me he tumbado a merecerte...


Me equivoqué conmigo... no contigo, sino conmigo...


Me herí tan profundo, que la mella aún me lastima en las noches extrañas...

Tú sabes de qué te hablo...

Hoy tengo entreabiertas las costuras y se asoma por ellas, aún risueña y fresca, la última de tus caricias...




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